La Vega. – “Realmente es una experiencia tan increíble que es difícil de explicar”. Con esta breve frase, Ivelisse de la Cruz Cuevas, quien lleva 16 años siendo bombero forestal, describe la satisfacción que le produce dedicarse a una tarea cuyo principal objetivo es salvaguardar el medio ambiente de la amenaza que representan los incendios forestales.

Ivelisse cuenta que los viajes que solía hacer con su familia cuando era niña a ríos y montañas de Constanza y Jarabacoa, fueron los que despertaron en ella el amor por la naturaleza, por lo que desde aquella época ya imaginaba que el oficio al que se dedicaría siendo adulta, tendría que ver de alguna manera con la protección de los recursos naturales.

Es así que siendo muy joven se inscribe en la Escuela Nacional Forestal, hoy Instituto Ambiental, de donde sale egresada como Técnica Forestal, preparándose de manera particular en el área de control y manejo de incendios en zonas boscosas.

Desde entonces apagar fuegos que amenacen los recursos medioambientales ha sido lo suyo, llegando a ser al día de hoy encargada de una brigada de bomberos forestales conformada mayormente por personal masculino.

“Yo como mujer y manejar una brigada de hombres es una responsabilidad y un honor” destaca.

Sobre el grupo que dirige, resalta que se trata de un excelente equipo, que cuenta con la experiencia, la responsabilidad, la dedicación y la vocación necesaria para ejercer esta actividad.

Por la naturaleza del oficio es muy común que los bomberos forestales tengan que enfrentar situaciones de riesgo que a veces incluso representan una amenaza para su vida.

Nuestra protagonista recuerda una ocasión en la que su brigada se encontraba sofocando un fuego en la Loma Guaigui de La Vega, cuando de repente se dieron cuenta de que manos criminales incendiaron diversos puntos de la zona con la intención de atrapar al personal dentro de las llamas, lo que los obligó a abandonar el área para poder sobrevivir.

Para ellos, experiencias de este tipo son solo parte del trabajo que en ningún momento les hace pensar en retirarse.

El peligro que implica el combate a los incendios forestales puede que lleve a pensar que este es un trabajo para hombres. Ivelisse se ve a sí misma como un ejemplo de que la protección del medio ambiente a este nivel también en una responsabilidad de la mujer.

“Se necesita integrar a la mujer en el manejo de los incendios, nosotras las mujeres también poseemos capacidades para ejercer este oficio por riesgoso que parezca”.

Como cabeza de grupo, Ivelisse de la Cruz explica que para combatir de manera efectiva un fuego forestal se requiere de una preparación rigurosa; en tal sentido, el trabajo de los bomberos forestales es permanente. Cuando no están sofocando un incendio se ocupan del tema de la prevención, haciendo actividades de campo, entrenando y realizando recorridos preventivos en los lugares donde ocurren con mayor frecuencia este tipo de siniestros.

La idea es estar lo mejor preparados posible para cuando sea necesario enfrentar un fuego real.

Ivelisse puntualiza que el objetivo final es claro; “proteger los recursos naturales de los incendios forestales, pensando siempre en las próximas generaciones”.

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