Si eres un aventurero y amante de la naturaleza, de seguro no necesitas de mucha motivación para agarrar tu mochila, tu casa de campaña y vivir la experiencia de dormir bajo las estrellas y a la sombra de los árboles. Pero hay otros que no conocen detalladamente los atractivos de pernoctar en áreas tan hermosas como los parques nacionales Armando Bermúdez y José del Carmen Ramírez (Valle del Tetero) que fueron abiertos recientemente por el Ministerio de Medio Ambiente para acampar.
En su proceso de adecuación a la pandemia de la COVID-19 que estamos viviendo, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Republica Dominicana mantiene abiertas para visitación diurna 51 de las 127 áreas protegidas que posee el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP).
Recientemente se publicó la noticia del protocolo para pernoctar en dos áreas protegidas muy especiales: los parques Armando Bermúdez y José del Carmen Ramírez. Estos parques nacionales son mayormente conocidos por albergar en sus territorios hitos de nuestra geografía como el pico más alto del Caribe (Pico Duarte) con 3,086 metros sobre el nivel del mar, y de nuestra hidrografía como el nacimiento de dos de los ríos más importantes del país: Yaque del Norte y Yaque del Sur.
A continuación, les dejamos 10 razones por las cuales deberías de visitar estos dos cofres de vida:
1. Son de las áreas protegidas más viejas del país que debes conocer
Los parques nacionales Armando Bermúdez y José del Carmen Ramírez fueron declarados como parques nacionales en 1956 y 1958 respectivamente, lo que los convierte en unos de los primeros parques nacionales de nuestro país. Entre ambos ocupan un área total de 1,531 km2, formando parte de cinco provincias: Santiago, La Vega, San Juan, Santiago Rodríguez y Azua.
2. Nunca te cansarás de conocer rutas nuevas Aunque el trillo (sendero), más famoso es el que lleva al Pico Duarte de forma más corta saliendo desde La Ciénaga, Manabao, municipio de Jarabacoa
en la provincia de La Vega, hay otros menos empinados, pero más largos y con hermosas vistas. Se puede ascender al Pico Duarte desde Sabaneta, provincia San Juan, y desde Matagrande, municipio de San José de las Matas, provincia Santiago. Los más aventureros se atreven a subir por trillos de mayor dificultad desde Constanza, o el del pueblo del Tetero, en Azua. Ya sea que te guste un camino más corto, de dos o tres días, o un camino que recorra distintas vistas y zonas de vida en cuatro, cinco o seis días, te aseguramos que tienes de donde elegir.
Además, el pico no lo es todo. Existen otras llanuras y campamentos hermosos como el Valle del Tetero, el Valle de Bao, Macutico y La Piedra del Aguacate, ideales para acampar y disfrutar de la naturaleza.
3. Las temperaturas no tienen nada que envidiar al norte y al sur del continente
¡¿Quién dijo que hay que ir muy lejos para sentir frío?! Si te encanta tomarte fotos en abrigos enormes, las bajas temperaturas registradas en los parques – ¡de hasta -8 C! – esperan por ti.
En los meses de diciembre y enero la temperatura desciende por debajo de 0 °C durante la madrugada, y los pajones se cubren de escarcha. Los niveles más bajos de temperatura se registran en el Valle del Tetero, el Valle de Bao y en Macutico. Así que ya sea en verano con una temperatura fresca de 10 C a 18 C, o en invierno con temperaturas bajo cero, cada época del año te asegura una experiencia de clima inolvidable.
4. Se encuentra en la cima más alta del Caribe
Si de casualidad en tu lista de viajes está llegar a alguna cima, las tres montañas más altas de la República Dominicana se encuentran ubicadas en estos parques y esperan por ti. El Pico Duarte, la Pelona y la Rusilla son los tres picos de mayor altura del país y de todo el Caribe con 3,087 metros sobre el nivel del mar (msnm), 3,085 y 3,038 respectivamente.
5. Poseen una enorme biodiversidad
La cantidad de especies de flora y fauna que alojan estos bosques de alta montaña son desconocidas por muchos. Desde bosques de aire jurásico con palmas manaclas (Prestoea montana) y decenas de variedades de helechos, hasta bosques ribereños que crean el agua que consumimos hasta grandes extensiones de pino criollo (Pinus occidentalis), estas zonas de vida y sus diferentes especies de fauna acompañantes, permiten que el visitante conozca el valor de la conservación. Dicen por ahí que el canto del jilguero es la mejor canción de caminata, y que el croar de las ranas de noche es la mejor melodía para dormir, pero, no nos creas, descúbrelo por ti mismo.
6. Experimentar el beber agua directo de un río
Por más extraño que suene, el poder agacharse y beber agua directamente de un río es una experiencia inolvidable. El difícil acceso a estos parques le impide ser poblado, por lo que por sus arroyos y ríos corre agua completamente potable y cristalina, con todos los minerales necesarios para hidratar adecuadamente el cuerpo humano. Así que no olvides enganchar tu “jarrito” a tu mochila en tu próxima visita.
7. Desconexión completa de la ciudad y conexión con la naturaleza
En muy pocos puntos de los parques hay señal por las altas montañas. Twitter es reemplazado por el canto del jilguero y las historias de Instagram y Facebook son sustituidas por las largas noches de historias al lado de la fogata. Y por si se preguntaban, para los foodies, la comida cocinada a leña con cuaba tiene un sabor exquisito. Después de experimentar la sensación de encierro que a muchos les ha provocado el confinamiento por el coronavirus, qué mejor forma de recuperar energías que sintiendo la libertad absoluta, desconectándose y dejándose envolver y abrazar por los encantos de la naturaleza en estos hermosos parques. Este es el mejor ejemplo de desconectarse para conectarse con uno mismo y lo que le rodea.
8. Ventajas del senderismo
El senderismo permite a los humanos respirar aire puro libre de contaminación, ejercitar el cuerpo, despejar la mente de pensamientos negativos y entrar en contacto con una parte de nuestro cerebro que se nutre en espacios como estos. Con todas las repercusiones en la salud mental y física desarrolladas por la pandemia y el confinamiento, caminar en estos senderos permite fortalecer cuerpo y mente para seguir todos luchando contra la COVID-19.
9. El chapuzón en La Ballena
¿Qué si la gente se baña con el frío que hace? ¡Claro que se bañan! El balneario de La Ballena en el Valle del Tetero es una oportunidad única para darse un chapuzón en altura, relajar los músculos tensos por la caminata y sentir lo que es un agua verdaderamente fría. Te aseguramos que llegaras agradeciendo la invención de los calentadores.
10. Conocer tus áreas protegidas y empezar a amarlas
República Dominicana es un paraíso con una belleza incalculable. Debería ser parte de nuestra idiosincrasia el conocer los rincones más emblemáticos y hermosos de nuestra nación antes de ir a otros lugares. Luego de estos últimos años donde nuestros parques nacionales están siendo invadidos y amenazados, es hora de pararse de la silla donde estas sentado ahora mismo, buscar el destino natural más próximo y empezar a conocer, para poder empezar a amar lo que tiene tu país.
Lo que debes saber para acampar
Los que deseen pernoctar en las referidas áreas protegidas deberán solicitar permiso de visita a través del contacto [email protected] con un mínimo de 15 días de antelación porque solo podrán permanecer 100 visitantes en los parques por noche (este límite no incluye guías locales, y cocineros).
Dentro del protocolo se estableció que los autobuses que lleguen a estos parques solamente pueden estar al 50% de su capacidad, mientras que los organizadores de viajes deberán presentar equipos de protección personal como mascarillas y materiales de desinfección necesarios antes de ser admitidos.
El Ministerio prohibió las aglomeraciones en las casetas de descanso ubicadas en los senderos. Entre las medidas dispuestas están mantener el distanciamiento físico y que los campamentos de diferentes grupos se ubiquen a más de 30 metros de distancia.
En tanto que la capacidad máxima de personas por casa de campaña será de 2, extensible a 4 personas si son miembros de un mismo grupo o familia.
Los invitamos a que conozcan nuestros cofres de vida.